Extracto de Donweb News
Siempre hablamos del abc de todo emprendedor que quiere tener éxito, pero en este artículo hablaremos de aquello que es realmente un desafío y que nos abre las puertas de nichos donde los clientes están esperando comprar aquello que no creían que necesitaban. Atención, creerás que estás tirando por tierra todo lo que aprendiste sobre emprendedurismo, pero no, estarás mirándolo desde otro ángulo.
Hagamos un simple repaso de las leyes del emprendedurismo: cuando tenés una idea que le ves potencial comercial te asociás con quienes pueden enriquecerla (y esto no significa desarrollarla en conjunto), trabajás un modelo de negocio, planteás una estrategia para que los inversores y angels apuesten por ella, estudiás el mercado, tu posibles clientes y las herramientas para llegar a ellos, es decir, seguís esta receta como si fuera el abc para alcanzar el éxito.
Muchos han fracasado en el camino y no porque se les haya presentado ante sí una imposibilidad frente a su propuesta. Por el contrario, cuando todo parecía develar el secreto de un emprendimiento exitoso, un hecho fortuito se antepone como un palo en la rueda, frena el dinamismo y encapsula los planes hasta el desgano, o el fracaso económico.
En ese momento, algunos emprendedores tiran la toalla, en el total sentido de la frase. Dejan olvidado el proyecto y se dedican a otra cosa, se retiran de la aventura del emprendedurismo (como si esto fuera posible) o se deprimen por un tiempo hasta que encuentran un trabajo de oficina que les permite pagar las deudas.
Otros, en cambio, transforman el emprendimiento fallido en un contraemprendimiento, o bien, descubren cómo venderle un shampoo a un calvo. Esta frase que, por más que la googleen, no la encontrarán directamente asociada con el mundo emprendedor, es en verdad un resúmen de cómo plantearse una contra propuesta cuando la inicial no dió fruto. ¿Quién te asegura la ganancia? Vos, en la medida de que no sigas una receta ni un abc, sino tu instinto.
El sentido contrario a las agujas del reloj
Cuando el reloj te indica que después de las doce del medidía será la una y luego las dos, tu cuerpo y tu mente genera una rutina inconciente. Rutinas de este tipo pueden ser peligrosas cuando el emprendedor no visualiza que estos esquemas se pueden romper y hasta replantear, dándole el orden al esquema que el mismo emprendedor requiere.
La propuesta no es que ahora contradigas todo lo planteado, sino que saques del tacho de basura ese papel arrugado que descartaste ayer, pero que la semana anterior era la receta de la felicidad. Abrilo y dalo vuelta, contradecilo y contra emprendelo.
Si no descubriste por qué tu propuesta no fue exitosa cuando todos los pronósticos indicaban lo contrario, quizás sea momento de revisar cómo hacen las estrategias de márketing para vender un producto a alguien que no lo necesita, lo que suele decirse: “venderle un peine o un shampoo a un calvo”.
Las tres claves para descubrirlo son:
1- Qué sienten tus posibles clientes y hablarles desde las emociones. Esto no significa que tenés que hacer un relato emotivo, pero sí recurrir al hueso de sus necesidades. La neurociencia ha entregado en los marketineros actuales mucha información al respecto. Tendrás que indagar en todos los aspectos de tu cliente: dónde viven, qué tipos de consumos hacen (similares a tu producto), cómo cruzan la elección por horarios, colores, tradiciones familiares, etc. Ese valioso material te dará la segmentación específica necesaria como para construir una estrategia renovad……
Autor Roxana Miguel
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